Rodando de sol a sol, un acantilado precipitado.
Kilómetros de melancolía recorridos una noche cualquiera, tu y yo pisando fuerte.
Kilómetros de melancolía recorridos una noche cualquiera, tu y yo pisando fuerte.
Velocidad desmedida en algo más que un reloj que contaba cada segundo, en algo más que el salto a sus caderas.
Las huellas en el asfalto de meses de invierno desesperados por un verano que no parecía llegar.
Una noche enturbiada por la llegada de un amanecer impaciente.
Resquicios de magia en el desayuno, tardes de error en aquel sofá.
Se hizo tarde contando despedidas, imaginando salidas.
Reinventar sueños podía ser práctico en un mes de revolución, enterrar los probables mejor solución.