A veces el tiempo tiene una doble función. Es nuestro peor enemigo en lo que a relaciones personales se refiere pero también nos hace conscientes de lo mucha o poca importancia que tiene alguien en nuestras respectivas vidas. Partiendo de este breve análisis, yo he podido conocer que necesito a otro semejante como la noche necesita al día y la playa necesita el mar.
Son ya muchos recuerdos acumulados, demasiados secretos compartidos y aún mas los besos y abrazos furtivos. Todo ello hace que en este preciso instante este echándole de menos y contando segundos para volverle a ver, para fundirme en sus brazos.
Lo que daría por robarle segundos al minutero, por poder girar esa manecilla hacia adelante en tiempos como este. Por disfrutar aun mas si cabe de su compañía.
Por si no ha quedado claro, te echo de menos y no sabes cuánto.
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