Seguidores

miércoles, 25 de agosto de 2010

Si, esto es la vida.

Si, es necesario formarse e instruirse para configurar un camino, para sembrar un futuro y para enriquecernos cultural e intelectualmente.

Estoy de acuerdo con ustedes, pero también, han de saber que la mejor lección no es la que imparten maestros, familiares o amigos; las clases magistrales nos las da la vida.
Desgraciadamente o afortunadamente es ella la que más nos enseña.

A lo largo de su larga o corta duración tropezamos con distintos obstáculos; pero de cada caída nos levantamos y continuamos erguidos, nos llevamos grandes decepciones de personas que en la vida imaginamos. Asimismo la injusticia se hace presente en muchos de nuestros hogares; lugares de trabajo o situaciones cotidianas, perdemos seres queridos o simplemente nos alejamos o se alejan de nosotros por motivos a veces sin concretar.

Pero lo más relevante y asombroso se produce cuándo la gente que nos rodea,se ve infectada por prejuicios sociales y como consecuencia de ello reparte de manera desconsiderada un daño gratuito que a menudo es irreparable.

¿Pero saben una cosa?

Dudo que todo ello se pueda modificar, rectificar o enmendar como si de un simple descosido se tratase, asi que cambiemos nuestra peculiar filosofía.

Luchemos por conseguir nuestras metas y objetivos, dejemonos hechizar por extrañas casualidades, embriaguémonos por la felicidad que desprenden algunas miradas y sonrisas y participemos en una de esas clases magistrales con la única finalidad de mostrar que somos capaces de vencer al miedo, a las inseguridades y de alcanzar los deseos que a menudo creemos imposibles.

No hay comentarios: